11 dic 2009

Diario de un suceso

La perspectiva de un viajero

Capítulo II

Rincón d
el sureste

Villahermosa, 27 de Noviembre de 2009.

El río Grijalva atraviesa al estado de Tabasco, baña sus fauces regionales con agua dulce y le brinda a Villahermosa, un ambiente tropical suave y romántico. Fue sorprendente para mí ver la cantidad de agua que hay, por un lado ves al Grijalva, majestuoso a las márgenes, por otro lado volteas y miras la Laguna de las Ilusiones, y más allá a lo lejos, dos lagunas más. Esa sensación de calma que da el agua, es indescriptible, algo que se tiene que vivir para sentir. Para el segundo día de mi estancia en Tabasco, nos levantamos ligeramente temprano, nos alistamos y partimos a seguir la jornada.

Abrí siempre bien los ojos, mirando y observando todos los detalles de la bella ciudad de Villahermosa, negocios, gente, transporte, edificios, conociendo una forma más de vida, de sentir y de pensar. Al ir transitando por las limpias calles de Villahermosa, no podía dejar de sentirme agradecido por la oportunidad de pisar suelo tabasqueño, de finalmente conocer uno de mis estados consentidos y de cuyo folclore disfruto enormemente, desde el afamado zapateo, las manifestaciones musicales, y desde ahora, después de este viaje, su gastronomía, su gente y su ambiente.

Mientras mi amigo Omar realizaba una jornada más en su trabajo, me recomendaron para visitar el Parque Museo de La Venta. Caminé brevemente sobre Pagés Llergo y luego seguí sobre la Avenida Ruiz Cortínez, disfrutando de un clima fantástico y aprovechando para tomar fotografías. A paso lento, pero seguro, llegué a uno de los costados de la Laguna de las Ilusiones, tomé una fotografía de una estatua abstracta y continué. No muy lejos estaba la entrada a La Venta, completamente decidido pagué mi entrada y me aventuré a esta gran zona.
Mi cámara marcaba poco menos de la mitad de su batería, así que rogué porque me alcanzara para tomar suficientes imágenes. Al empezar a caminar entre el lugar, se sentía un aire selvático, una impresión altamente regional, mágica y boscosa. Animales recurrentes al clima: monos araña, patos, aves, cocodrilos, ciervos y demás. En la entrada próxima, había una pequeña muestra con piezas impresionantes relativas a la cultura madre: la cultura olmeca. Siempre me había imaginado como eran aquellas piezas que tantas veces sólo me conformaba con ver a través de una búsqueda en algún gestor por Internet, pero ahora en ese instante, podía disfrutarlas en vivo.

Pude ver una réplica de lo que fue la ciudad sitio, a pequeña escala y la representación plástica de las primeras formas de vida de estos lugares. Si lo pensamos bien, la historia más lejana del origen de nuestro México, sucedió aquí: en Tabasco. Desde los primeros indicios de cultura, que dejó la cultura madre, hasta los principios de la época de la conquista, cuando los colonos pisaron México, comenzando acá, en la tierra pródiga.

Empezar a ver y reconocer el trabajo de aquellas manos artísticas, ya pérdidas en el tiempo, que dejaron labrado no solo un sentimiento, sino una forma de expresión de su estilo de vida, me llenó de emoción y empezó a generar en mí una de las razones por las que deseaba tanto conocer Tabasco: recolectar ideas, sensaciones, imágenes, aires regionales, elementos representativos, y ahora tenía frente a mí una de las máximas expresiones de cultura del estado, las piezas arqueológicas. De ellas pude notar muchos rasgos notables, que me dieron muchas sensaciones de la forma de vida. Con ello, el tamaño de las mismas también me sorprendió por completo. Me conmocioné bastante al tener la oportunidad de ver el trabajo tan prismático que grandes artistas del pasado, nos dejaron como legado para el presente.


Continué mi recorrido a través de La Venta, espacios muy verdes, el clima aunque abrasante, disfrutable, seguí admirando los animales y la vegetación. Me gustó mucho un espacio donde se tienen a las aves de distintas especies, todas conviviendo entre sí, bajo el mismo espacio. Después el recorrido se tornó más interesante al transitar por el camino que “el caminante” te señala con las huellas de sus pasos. De extremada belleza son las piezas que ahí están, en La Venta. Esas piezas que se alzan majestuosas entre la selva, cada una con su espacio reservado. El maestro Pellicer bien hizo al recolectarlas durante su vida y donarlas al pueblo de Tabasco; qué mejor regalo que un trozo de historia de los orígenes mismos. Cada pieza que observé, tenía un significado profundo, esencial y metafísico. De ellas pude recoger aún más ideas y pensamientos que había andado buscando y que sólo se obtienen, cuando se tienen en directo.

Lugares escenificados de la vida cotidiana, representaciones de animales, personas en diversas actividades, la vida y la muerte, cosmogonía y forma de vida, todas esas impresiones son posibles de recoger, al visitar ese camino que ofrece La Venta. A medio camino pude retomar un poco de aliento y aliviar mi sed con un poco de agua. Observar las artesanías típicas y tomar otra de las impresiones que necesitaba de la cultura tabasqueña: sus mujeres. Cerca al puesto de artesanías observé una hermosa estatua de una choca sentada sobre una roca, recogiendo agua. El artista que la labró, sin duda alguna plasmó en ella la belleza de las mujeres de Tabasco, esencia femenina, agua romántica y flor fresca, sobre la luna que se posa en el Grijalva.

Seguí mi camino y las piezas seguían mostrándose, majestuosas. Finalmente llegué a la pieza que con tanta ansia deseaba haber visto desde hacía tiempo, la afamada cabeza colosal olmeca. Me detuve unos minutos a contemplarla: su expresión, el labrado, los rasgos, las definiciones y al último, los símbolos. Al observar esta última pieza, obtuve los elementos faltantes para mi generalización cultural de Tabasco. Me fotografié junto a esta monumental pieza y continué el camino, viendo como la cabeza, ahí plantada, majestuosa, aunque estática, transmitía una mística incomparable.

Al seguir caminando pude ver por fin uno de mis animales favoritos, y que es el jaguar. Este animal encierra mucha cultura mítica y misticismo en muchos pasajes de la cultura de México, ritos, religión y representación en este animal tan bello, mismo que también pude observar en las piezas arqueológicas y que se mostraba con amplio respeto. Di gracias a que la cámara fotográfica había aguantado el trayecto y poco faltaba para terminar el recorrido, pero vi que mi teléfono no corrió la misma suerte y le quedaba poca batería, en ese instante recibo una llamada de mi padre desde Ixtapan de la Sal, para un enlace en directo, ya que los días viernes, tiene su programa en la estación local. Rogué para que la batería del teléfono aguantara, pero mis súplicas fueron en vano y se desvaneció en medio del programa. Aceleré un poco el paso para poder salir de La Venta y ver la forma de comunicarme de nuevo. No fue largo rato ya que había terminado tranquilamente el paseo, así que sólo precipité mi salida. Corrí a un teléfono de monedas y me comuniqué a la estación de radio. Ya en directo, conté mi anécdota desde el día anterior en no menos de cinco minutos y la crónica breve de los preparativos para el Encuentro, al día siguiente. Me despedí de la audiencia y continué mi camino, en Villahermosa.

Un relato curioso fue que, al perder por completo la batería del teléfono, no t
enía forma de comunicarme, pero recordé que en mi libreta, en la que venía tomando notas durante todo el trayecto a través de La Venta, traía anotado los teléfonos de los cuates de Raíces Tabasco. Eso sin más no recuerdo lo hice una vez que me decidí dirigirme al centro de Villahermosa, aventurándome a subirme a una “combi” y ver a que pasaje me llevaba. Sin problema alguno, llegué cerca de Palacio, bajé y divisé un establecimiento de computadoras, me conecté al mensajero esperando que hubiera alguien, pero no hubo respuesta. Aun tenía un poco de tiempo, antes de la hora señalada a la que salía Omar, así que decidí dar una caminata ligera por las calles del Centro, que había recorrido la noche anterior, pero esta vez de día.

Caminé y disfrute de los espacios de Villahermosa. Pregunté la hora y vi que era algo tarde, así que regresé cerca de Palacio y me acerqué a otro teléfono de monedas. Marqué a todos los números que tenía anotados, pero nadie contestó. Intenté tres veces, pero seguía sin respuesta. Así que sin pensarlo más, me dirigí lo más pronto posible al espacio de trabajo de Omar, que obviamente ya no alcancé. Decidí intentar de nuevo por el mensajero, busqué un establecimiento y entré, tomé un refresco y finalmente, me encontraron.

Pero vale decirlo, que no andaba perdido más agradezco mucho la preocupación de mis amigos tabasqueños, por su servidor. Ya por fin comunicado, quedé de divisarme de nueva cuenta con mi amigo Omar, en el Parque de los Pajaritos. Después de unos cuantos minutos, llegó Omar y me presentó a José del Carmen, un maestro en música de tamborileros. Los tres nos refrescamos tomando una bebida fría y nos seguimos al ensayo, con “La Voz de los Chontales” en casa de Jesús. En el transcurso a la casa de Jesús, me ocurrió algo curioso, que si no es por José, nunca me habría dado cuenta y hubiera ardido en llamas. Fácil se me hizo guardar la coletilla de un tabaco en la bolsa de mi morral, cuando a la vuelta del mirador, ésta comenzó a avivar en pequeña llama. Unos cuantos pisotones a contra piso bastaron para cesarlo, ganándome mi primer experiencia graciosa, en tierras tabasqueñas.

Mi morral "en llamas" (aún me río cada vez que me acuerdo (XD) jajaa)

Al llegar al ensayo, José del Carmen comenzó corrigiendo las cadencias para el tambor, precisando la significación de tal efecto. Después de la enseñanza tradicional de la danza, ensayaron temas para el Encuentro, al final le pidieron el honor a José del Carmen, entonara algo de tropifolclore en compañía de la Voz de los Chontales, accedió y se dio la música, ahí.

Tiempo después, continuó el ensayo de nueva cuenta, en la secundaria técnica, al calor del clima, ya un poco temporizado el cielo nocturno. Platico en corto con José acerca de las manifestaciones musicales en el trayecto a la secundaria: vida personal y detalles de folclore, que daré a más detalle en mi ensayo sobre tamborileros, próximo a publicar. Omar va a ensayar con sus alumnos a la Compañía de Danza, así que me quedó con Jesús, a seguir escuchando esa música tan bella. Entre ensayo de una y otra canción, le solicité a los muchachos una versión inédita del zapateo más representativo: “El Tigre”, con cuyos arreglos y modificaciones según mi visión, me dejaron completamente satisfecho y finalmente lo veía materializado musicalmente.

A contratiempo, Jesús y yo partimos para el paraje “El Malecón”, donde nos veremos de nueva cuenta con Omar y demás equipo de Raíces Tabasco, sentía más emoción ya que conocería al staff general de este bello proyecto, ¿y qué más podía pedir? Reunido en Villahermosa, bajo las estrellas más lindas del firmamento, con los amigos, por una causa noble que nos ha llevado muy lejos, ahí pues, con el Grijalva de fondo…

1 comentario:

  1. Hola jhonatan me llamo felipe soy maestro de un ballet folklorico del municipio de paraiso me da mucho gusto que te haya encantado nuestro estado y te felicito por su evento el cual no tuve la fortuna de ir puesto que recien conozco la pagina espero hagan mas eventos saludos

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